Yo Soy

noviembre 3, 2010 at 9:57 pm (Uncategorized)

Verdaderamente la mente no existe para nada. En realidad es solo un reflejo. Piensa en el “yo”, el estado de “yo soy”, como la luz que resplandece nuestro siempre radiante sol. Luego piensa en la mente como si fuera la luna. Todos sabemos que la luz que ilumina la luna es reflejada por el sol. La luna no tiene luz propia.

Del mismo modo, la mente es solo un reflejo del “yo” eterno, del alma, de Dios. Pensemos en la mente como un trozo de género de algodón tejido. Las pequeñas hebras de algodón que se entrecruzan unas con otras, crean la apariencia de un género sólido. Luego imaginemos que cada pequeña hebra o hilo de algodón es un pensamiento, es un deseo, o una cadena de pensamientos. Si tiramos y sacamos cada uno de esos hilos, el trozo de género se empezará a deshilvanar. Si continuamos sacando los hilos, el trozo de tela desaparecerá por completo.

Lo mismo ocurre en la mente. Lo puedes lograr si eliges un propósito fuerte e inflexible. Una manera fácil de hacerlo es sustituir ese pensamiento o deseo, a medida que aflora, por otro, preguntándonos: “¿Quién soy yo?”. O más bien preguntate: “¿Para qué aparecen estos pensamientos?”. El ego contestará: “¡Para mi, tonto!” Entonces pregúntate: “¿Quién es este “yo”, este “mi”?”, y aférrate al primer pensamiento. Averigua de dónde proviene. Al aferrarte fuertemente a ese pensamiento, preguntándote: “¿Quién soy yo?”, cada vez que aflore, haces que la mente trabaje buscando su origen y se disuelva en el propio “yo”. Al igual que desaparece la luna cuando la luz del sol matutino ilumina al mundo, así también dejará de existir la mente tan pronto como esté bañada de la luz brillante del “verdadero yo”, que está siempre allí, siempre lleno y brillante.

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